Conocer gente, encontrar pareja o incluso solicitar relaciones sexuales esporádicas ya no depende tanto de las habilidades sociales sino de la posibilidad de acceso a numerosas aplicaciones de citas que facilitan los contactos a través de smartphones.
El físico siempre ayuda pero este tipo de programas permite utilizar otro tipo de cualidades como la capacidad para compartir la propia imagen gráfica con credibilidad o la facilidad para expresarse en una conversación escrita.
Las aplicaciones más populares destinadas a los encuentros casuales pueden dividirse en dos grupos: las que están dirigidas a todo tipo de público con preferencias ajustables según los gustos de cada persona y las enfocadas específicamente a un público homosexual o del entorno LGTBI.
Entre las más formales figuran Tinder, eDarling, Badoo, Match o Meetic, en la que se puede encontrar auténticos tutoriales de cómo registrar el mejor perfil personal, qué foto escoger o incluso qué decir en el primer mensaje para aumentar las posibilidades de éxito.
La mayoría de apps tienen un funcionamiento similar, aunque algunas como Happn incluyen conceptos románticos como el amor a primera vista.
El usuario cuenta con un panel en el que aparecen las personas con las que se cruza en la calle que también tienen instalado el programa: si una le gusta, puede solicitar el contacto y, si esta lo acepta, comenzar a conversar.
Tinder, por su parte ofrece los perfiles de posibles parejas de uno en uno: si al usuario le gusta alguien, debe apretar en el ícono adjunto con forma de corazón y esperar la respuesta de la otra persona.
Si ella acepta el corazón, se podrá establecer una conversación; si no, el perfil se elimina del expositor personal.
Las aplicaciones más orientadas hacia las citas sexuales han llegado a un alto grado de especialización para satisfacer distintas tendencias.
De las destinadas al público gay, las más populares son Grindr, Wapo, Gay Romeo y Scurff, todas ellas con un funcionamiento parecido a las generalistas aunque más orientadas hacia lo sexual, incluyendo la posibilidad de elegir roles (pasivo, activo o versátil) o, en casos como Bearwww o Growlr, destinada específicamente a los homosexuales conocidos como «osos».
Las plataformas dedicadas a las relaciones entre mujeres también tienen su hueco en Lcontactos o Wapa, aplicación de la familia de la app Wapo.
El último paso antes de quedar físicamente es «mandar la ubicación», y a partir de ahí todo es posible, desde una relación satisfactoria a otra arriesgada. Aunque en realidad el riesgo para los usuarios comienza en el mismo momento de la instalación del programa por las exigencias que requieren en los dispositivos electrónicos.
La privacidad se ve comprometida debido a que estos servicios solicitan al smartphone el imprescindible acceso a la geolocalización del usuario, con el fin de saber la posición exacta y reflejarlo a las personas conectadas más cercanas.
Un reciente estudio de IBM advierte que «más del 60 % de las aplicaciones para citas en dispositivos móviles son potencialmente vulnerables a ciberataques, lo que puede suponer un riesgo para la información personal de los usuarios».
El informe añade que «la mayoría tiene acceso a funcionalidades adicionales del dispositivo móvil, como la cámara, el micrófono, el almacenamiento, la localización GPS o el monedero electrónico», lo que incrementa el riesgo de hackeo.
Así, a finales de julio pasado, la web de Ahsley Madison, destinada a relaciones extramatrimoniales, fue hackeada, lo que puso en peligro la confidencialidad de los datos de 37 millones de usuarios anónimos.
Fuente: EFE