Ya hemos visto en el artículo “Significado y formas de la Tentación” las formas que la tentación puede adquirir (especialmente las pruebas por medio de la aflicción y persecución y la trampa de obedecer los deseos del hombre del pasado, los carnales), podemos también ver en acción esas categorías en la parábola del sembrador. En esta parábola hay dos categorías que a pesar de que ellos escucharon y recibieron La Palabra, no produjeron los frutos deseados. Y la pregunta es ¿por qué?
1. La tentación en la segunda categoría de la parábola del sembrador
Concerniente a la segunda categoría de la parábola del sembrador, Mateo 13:20-21 y Lucas 8:13 nos dicen al respecto:
Mateo 13:20-21
“El que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.”
Lucas 8:13
“Los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la palabra con gozo, pero no tienen raíces; creen por algún tiempo, pero en el tiempo de la prueba se apartan.”
¡Como podemos ver, la gente de esta categoría oyó La Palabra e inicialmente la reciben con alegría! En otras palabras, ellos estaban muy entusiasmados por La Palabra. Pero entonces llegó la tentación, la prueba, y su forma fue de tribulación y persecución por causa de La Palabra; es decir, debido a La Palabra estas personas fueron perseguidas. Y ahí ellos perdieron el juego. En vez de perseverar aferrándose a La Palabra que originalmente ellos habían recibido con tanta alegría, se echaron para atrás y se apartaron de ella. Si tú eres un joven creyente lleno de fervor hacia Dios: podría parecer que el demonio no está por ninguna parte a tu derredor, esto no va a durar para siempre. La tentación, la prueba, llegará. Necesitarás perseverar, aferrarte a la fe y a la Palabra que con tanta alegría has recibido. Como la Palabra nos dice:
Hebreos 10:35-39
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. «Porque aún un poco y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma.» Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”
La aflicción puede adquirir varias formas. Yo he visto gente apartándose, abandonando la fe, porque sus padres, o familiares y amigos, los confrontaron y rechazaron por su fe. Por supuesto, la persecución puede adquirir también otras formas más severas, como ser lanzado a una prisión, o ser torturado por su fe. Incluso puede resultar en la muerte, como les sucedió a Esteban y a Santiago, el hermano de Juan. Para ti y para todos aquellos que son sometidos a prueba, la Palabra dice:
Romanos 16:19-20
“Vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, y por eso me gozo de vosotros. Pero quiero que seáis sabios para el bien e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies.”
Y 1 Pedro 5:8-10
“Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
Aférrate a la fe y hazlo hasta el final. Pon tu vida y situación en las manos de Dios y disponte a sufrir cualquier cosa que surja; sí, incluyendo el ridículo y la tortura. Dios está contigo. Él te fortalecerá. Él te dará coraje. Tal y como lo hizo con Jesús en el jardín de Getsemaní. Tal y como lo hizo con Pablo en la prisión, cuando fue perseguido por los Judíos (Hechos 23:11). Como Pablo dijo: “así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.” (2 Corintios 1:7). El consuelo que proviene de Él supera con creces cualquier ridículo o tortura que un hombre pueda proporcionarnos.
2. La tentación en la tercera categoría de la parábola del sembrador
En lo concerniente a la tercera categoría de la parábola del sembrador, podemos leer en Marcos 4:18-19:
“Los que fueron sembrados entre espinos son los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa.”
Y Lucas 8:14
“La que cayó entre espinos son los que oyen pero luego se van y son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”
Esos hombres oyeron la Palabra, la comprendieron, pero ésta quedó sin dar frutos. ¿Por qué? Porque ellos dejaron la puerta de sus corazones abierta a las espinas de “los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas” (Marcos 4:19), las cuales al entrar, sofocaron la Palabra. Como ya hemos visto a Santiago diciendo:
Santiago 1:13-15
“Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
y 1 Timoteo 6:9 nos dice
“Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición.”
Algo que debemos observar: El mismo efecto que ocurre por la tentación de riquezas y la codicia de las demás cosas, sucede también con las preocupaciones de este mundo. Ellas también traen esterilidad. Por tanto, si quieres ser un Cristiano que produce frutos, es decir, un Cristiano de verdad y no un simple Cristiano de nombre, debes eliminar las espinas de las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y evitar que regresen de nuevo Necesitas tomar acción. Necesitas cambiar, y Dios te ayudará si tú realmente así lo quieres. La tentación en la tercera categoría de la parábola del sembrador no proviene de la persecución y aflicción causada por el demonio. Aquí la tentación adquiere formas más sutiles, lo cual por tanto también requiere de nuestra resistencia. Preocuparse por las cosas que este mundo se preocupa («las preocupaciones de este mundo»), querer riquezas o codiciar otras cosas, es muy peligroso. Éstas son espinas que tienen que ser removidas. Como vimos a Pablo diciendo:
Romanos 13:14
“vestíos del Señor Jesucristo y no [satisfagáis] los deseos de la carne.”
“No satisfagáis los deseos” significa que no debemos preocuparnos por la carne y sus deseos. En vez de ello, debemos alimentarnos con la leche pura de La Palabra, de modo que crezcamos a través de ella. (1 Pedro 2:2).