Hoy quiero compartir con ustedes algo que Dios ha estado ministrando a mi vida, sobre la importancia de valorar lo que tenemos en Cristo y quienes somos en Él.
La perla de gran precio es Cristo y esto lo vemos claramente en Las Escrituras cuando dicen: “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. Mateo 13: 45-46. Sin embargo, cada una de nosotros tenemos perlas adquiridas en nuestro caminar con Cristo, perlas preciosas que debemos cuidar, valorar y conservar.
En la formación de una perla todo comienza con un granito “irritante” de arena que se mete en los pliegues delicados de la ostra, el granito causa una herida y la ostra al sentir la herida cierra el caparazón y empieza a producir una sustancia llamada nácar con la que envuelve el granito de arena que le causa molestia.
No es un proceso instantáneo, empieza en el momento que la ostra reconoce el granito intruso dentro de ella, este granito es cortante y filoso y le hace daño por lo que lentamente la ostra lo va cubriendo con el nácar. El nácar cubre cada parte afilada del granito de arena que la hiere así lentamente y paso a paso, se forma una perla. Por lo tanto una perla es el fruto de un intenso sufrimiento.
Una perla es el resultado de una crisis superada.
Al igual que las ostras, muchos de nosotros al venir a Cristo empezamos a notar algunas cosas que nos molestaban internamente, cosas que eran obstáculos para alcanzar nuestras bendiciones y empezamos a entregarlas a Dios para que Él empezará a producir en nosotros la sustancia necesaria para empezar a cubrirlas y para sanar las heridas que estas nos causaban. En nosotros el nácar es su amor, su paciencia, su presencia y su Palabra.
Muchos para dejar estas cosas, debimos ser obedientes a La Palabra cuando nos dice: “despojaos del viejo hombre”, versículo que nos aclara que nadie va a venir y hará por nosotros lo que tenemos que hacer con miras a ser mejores para Cristo. Hemos de ser nosotros lo que tomemos la decisión de irnos despojándonos de las cosas que nos estorban en nuestra relación con Cristo.
Muchos debimos dejar relaciones, costumbres que nos agradaban, tareas que realizábamos que competían con nuestro tiempo de comunión con Dios, etc. Muchas de las cosas que dejamos, cuando nos desprendimos de ellas causaron dolor en nuestras vidas porque estaban muy arraigadas. Muchos al ser confrontando por Dios, decidimos aceptar que se ponía al descubierto nuestra pasada manera de vivir para una restauración, no para ofendernos ni mucho menos para desecharnos. Iniciada esta restauración de las cosas viejas, de las cosas pasadas, de las ruinas que nos agobiaban, empezaron a formarse perlas en nuestras vidas.
Valora por tanto las perlas que hoy son parte de tu carácter y de tu vida, no olvides que son resultado de una crisis superada, de una restauración que vino a tu vida por la gracia y las misericordias de Dios.
Después de su encuentro junto al pozo, la samaritana reconoció su mala condición interna y las cosas que tenía que cambiar de acuerdo a lo que Jesús le mostró. Ella empezó a confiar en su restauración y empezó a dar pasos, empezó a ser diferente y muchos creyeron en Dios por su testimonio. La Biblia dice sobre ella : «Dejó su cántaro y salió a la ciudad y dijo a los hombres venid y ved». Juan 4:28
La Palabra dice en este verso que ella dejó su cántaro, el cántaro era el lugar donde ella pensaba que debía retener el agua. Dejó el cántaro porque entendió que ahora, ella misma sería el cántaro para retener La Palabra (agua que la saciaría por siempre) que le había sido dada y la unción que rompería el yugo en su vida. Después de encontrarse con Jesús y ser restaurada ella le dio valor a su vida, ella entendió que tenía algo de valor que llevar a los demás. Muchos creyeron por la palabra de esa mujer Juan 4:39
Es importante que entiendas que las perlas que tienes, resultado de las crisis superadas en Cristo, resultado de la restauración en tu vida, animaran a otros a esperar en Dios con la esperanza de que un día ellos tendrán sus propias perlas. Las perlas que hemos adquirido en Cristo son para exhibirse, ellas serán de testimonio para que otros crean en Él. Ellas son la muestra de nuestra fortaleza adquirida en Cristo, nuestras perlas son como la fuerza que Dios entregó a Sansón para ir contra el león y vencerlo cual si éste fuera un cabrito. Y es por esta razón que Satanás tratará de quitarle el valor a tus perlas, primero ante tus ojos y si lo permites ante los ojos de los demás.
Tu has sido provisto de dones y de un llamado, la formación que requieres para moverte en el llamado y los dones que Dios te ha dado, ha requerido moldear tu carácter, lo que implicó quitar las cosas que tenias muy arraigadas y que no permitían desarrollar el carácter de Cristo en ti. Ha sido un proceso lento, porque Dios quiere que esa perla brille siempre, que su brillo sea genuino y es genuino porque Cristo se ha formado en ti y brilla su luz no la tuya propia.
Cristo empezó una obra en ti (Filipenses 1:16), Él la va a concluir, Él te ha estado preparando para buenas obras esto nadie puede ponerlo en duda, porque cuando lo pone en duda está quitando valor a tus perlas. Debes estar como dice La palabra en este mismo verso “persuadido de esto”.
Dios ha planificado y llevado a cabo el proceso en tu vida, de tal forma que puedas valorar estas perlas. Esperar que estas perlas se formaran ha tomado tiempo, te ha costado lagrimas, te ha costado sacrificios, solo tu sabes lo que han costado, por lo tanto tu mas que nadie estás llamado a cuidarlas y a valorarlas. No valoramos lo que fácil adquirimos.
Tienes que valorar tus perlas, no puedes permitir que nadie le ponga un precio diferente al que Cristo le ha puesto( Por alto precio fuiste comprado) . Cuando valoras una perla la exhibes, sales a publicar como la Samaritana, lo nuevo que ha sido formado en ti.
Tu dones y quien eres en Cristo es lo que vas a llevar a los hombres para su restauración, son tus perlas cuida de no desanimarte con respecto a ellas, cuídalas y cuida de no desmayar, cuando otros no la valoren.
Tus dones muchas veces te llevaran a corregir lo deficiente como fue el caso de Tito y Timoteo, tus dones te llevaran a restaurar al caído. Solo que cuida con quien compartes tus perlas , no todos las apreciarán, créeme que habrán necios y escarnecedores en tu camino y tendrás que cuidarte de ellos, no pierdas tu tiempo con ellos, estos como los cerdos solo atinaran a pisotear tus perlas y a despedazarlas. La Biblia nos manda a no tirar a los cerdos lo que tenemos.
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. Mateo 7: 6
El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta.. No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; Enseña al justo, y aumentará su saber. Proverbios 9:7-9
No hables a oídos del necio, Porque menospreciará la prudencia de tus razones. Proverbios 23:9
Un necio según la definición del diccionario de la Real Academia es el que es ignorante y no sabe lo que puede o debe hacer. El necio ignora lo que Dios ha hecho contigo, no quiere verlo, no puede verlo por su terquedad.
Otra definición dice que el necio es terco en lo que hace y dice, ejecuta las cosas con presunción. El que actúa con presunción sospecha, juzga, hace conjeturas no se basa en los datos reales. Presunción viene de presumir y de tener mas alto concepto del que debe tener de si mismo.
Como dice un Pastor que conozco: “ tienes que hacer alianzas con quienes respetan y reconocen tus experiencias” y no se refiere a una “experiencia académica” se refiere a tus “experiencias con Dios”.
En 1 Corintios 12 dice “aun la cabeza no le puede decir a los pies no te necesito”. Aquí cuando dice la cabeza, se refiere al liderazgo en el cuerpo de Cristo. Nadie tiene la aceptación de Dios para rechazar a los demás y los dones que les han sido dado, por el contrario Dios ha diseñado las cosas de tal forma, que todos en el cuerpo somos necesarios. Es necio delante de Dios, el que no valore tu función en el cuerpo no importando la posición que hoy ocupe.
Dios te bendiga mucho hoy.