El pastor Francis Chan ha visto como su oración ha dado frutos, pues todo el clamor que hizo por su mejor amigo durante 30 años funcionó y de tal manera que él mismo bautizó a su mejor amigo.
n su blog, Chan, les dice a sus lectores como cambió su manera de ver la oración después de que su mejor amigo se convirtiera a Cristo después de negarse al amor de Dios en tantos años.
“Todos caminamos en completa oscuridad espiritual, a menos que Dios decida iluminar su luz sobre nosotros. De alguna manera misteriosa, Dios ilumina el corazón de una persona para que vea instantáneamente la belleza del Evangelio. Ninguna cantidad de esfuerzo humano puede producir esto. La salvación es un milagro de Dios ” escribió en su blog.
En el mensaje escrito a sus seguidores cuenta como sus oraciones dieron un giro al dejarse guiar por la voluntad de Dios y no la de los hombres, ya que al ver su llamado como pastor le pedían que hablara con inconversos radicales, éste lo hacía pero sin sentir la dirección de Dios para realizarlo.
“Con demasiada frecuencia, he concedido su deseo (en lugar de corregir su teología), y he tratado desesperadamente de encontrar las palabras perfectas para convencer a sus amigos de que se enamoren de Jesús. Por ahora, estoy más que contento de obedecer y orar. Aunque todavía no estoy seguro de cómo funciona, lo he visto funcionar” cuenta el pastor Francis.
Ken, su mejor amigo de la universidad, y él, habían tomado caminos separados cuando se hubieron graduado; mientras Ken se negaba a seguir a Jesús, Chan se dedicó a vivir una vida para él, tomando direcciones opuestas, sin embargo nunca dejó de orar por él.
“Cada vez que el nombre de Ken aparecía en mi mente, la oración era mi reflejo natural” cuenta Chan. Luego de varios años, el pastor visitó Seattle para una conferencia y le dijo que se reencontraran ya que Ken vive allí.
Terminado el evento al que invitó a su amigo había algo diferente en él, “Jesús se veía hermoso para él y no podía creer que no lo había visto todo este tiempo”, dice Francis de Ken; con el que funcionó casi 30 años de intercesión sin descanso.
Con emoción, el pastor Francis cuenta que una semana después del evento, Ken y su esposa volaron hasta San Francisco, donde está su iglesia, y su mejor amigo los bautizó.
La oración persistente le ha dejado una valiosa lección a Chan: “ningún alma está demasiado lejos para Dios, ningún corazón es demasiado difícil de ablandar para Dios. Ningún hijo o hija está demasiado perdido para que Dios lo rescate. Sigue orando para que Dios haga lo que solo Él puede hacer” concluye.